


Manuelita retratada por Prilidiano.
Billete de 20 pesos donde aparecen el Padre y la Hija.
“Diseño floral para las enaguas de Manuelita”. Se apela a una flor colgante distinta de la Rosa alusiva al patronímico, para alejar la marca cromática incestuosa. Además se trata de matizar los tonos rojos al tratarse de una prenda íntima, una prenda previa al desnudo rosado y amoroso, clave en la relación carnal restauradora.
Acuarela.
Autor: bb
Manuelita Ortiz de Rosas ( 1817- 1898) hija de Juan Manuel Restaurador de las Leyes
y de Encarnación Ezcurra fue una persona muy buena según todos los testimonios,
incluido el de un enemigo exilado, como el poeta José Mármol. Seguramente resultaba buena comparada con la arpía de su madre, que más que arpía era una asesina perversa. Y para decir esto me asisten razones porque fue ella la que ordenó el profuso tiroteo en 1833 a la casa en donde murió un sobrino de Mariano Moreno y donde estaba también mi tatarabuelo, mi tatita, el General Tomás Guido; que, como funcionario de Viamonte, estaba siendo derrocado por Rosas. Doña Encarnación mandó un grupo de a caballo de la Sociedad Restauradora a la casa de Vidal y otro a la del Ministro García y ella se encargó que todo el mundo lo supiera: “ tuvieron muy buen efecto los balazos que hice hacer el 29 del mes pasado” (Tomás Guido. Galmarini. Perrot). Vieja guacha, balear a mi Tatita. No obstante lo que pensaba su cavernícola mujer, Rosas tuvo muy buen trato con Guido, el cual terminó siendo su Embajador Plenipotenciario en el Brasil. Para realizar el retrato de Manuelita se formó una Comisión integrada por Luis Dorrego, Juan Terrero y Gervasio Rosas. La Comisión determinó el vestido color punzó que vestiría Manuelita y la pose que adoptaría, que no es otra que la Tercera pose de la Danza clásica, elección correcta por ser las poses de la danza equiparables a las adoptadas por el protocolo de la Corte de Versalles. El encargo recayó en Prilidiano Pueyrredón quién pidió que le dejaran agregar los blancos de los bordados y de las rosas para atenuar el punzó. Y tenía razón porque si no calmaban el punzó, Manuelita iba a parecer el Monumento Nacional a las Reglas Femeninas y su Padre hubiera sido mal nombrado Restaurador de las Reglas, en lugar de las Leyes. Manuelita tenía 34 años y no se casaba porque su “Tatita” no la dejaba, y no la dejó hasta que terminaron en el exilio, y cuando al fin se casó con Terrero, decía Rosas que Manuelita “lo había abandonado”. Esta relación incestuosa se repite con San Martín y Merceditas, con Pueyrredón y su
esposa niña y hasta con Menem y su hija Zulemita, la cual hacía, como Manuelita, las veces de “Primera Dama”.
Roja Manuelita,
cual bella flor
caída boca abajo,
tu falda custodia
el honor rosista.
Bajo tu gran vestido
de colorado punzó,
huele el perro viejo,
tu olor a hembra
dedicada al Padre.
Al Padre Restaurador
de las Leyes, las Reglas
y los Reglamentos.
Análisis y verso:
BB