El Misterio de Prilidiano. Los negros fumaban pango.
Los negros fumaban Pango. Fumaban Brugmansia áurea o Datura arbórea, o como cuenta José Antonio Wilde, muchas veces citado por Jorge Luis Borges: “ Muchos negros fumaban chamico (Datura Stramonium) que ellos llamaban pango; bien pronto sentían su efecto estupefaciente: dormitaban, contemplando, sin duda, visiones de la madre patria, olvidando, por algunos instantes, su triste situación”. En realidad tiene razón el primero, Richard Evans Schultes en su libro “Plantas de los Dioses”. La Brugmansia y el Stramonium no son lo mismo, fumaban Brugmansia o floripondio según lo conocemos nosotros. El floripondio es una Datura más suave pero es una planta borrachera que puede llevar a situaciones inesperadas, afecta al que lo ingiere con graves trastornos en el equilibrio, convulsiones y pérdida de consciencia y efectos dolorosos, que no son compensados por la calma anterior, así que no se recomienda su ingestión de ninguna forma. Tanto en la Escuela de Bellas Artes de la Nación “Ernesto de la Cárcova”, como en la Facultad de Bellas Artes de La Plata hay plantas de Floripondio y es sabido que en las aulas de grabado se preparaban jarras de té helado con jugo de floripondio. Pero bueno, con un buen dosaje puede que no sea peligroso, en Corrientes ponen las hojas bajo la almohada para dormir profundamente y los indios a los perros les daban comida mezclada con flores y hojas de Datura para que cazaran más presas. Los negros fumaban mezclando hojas de tabaco con hojas de floripondio. Los pocos negros que llegaron a La Rioja fundaron el barrio Pango Chamico, que aún existe.
Esta planta es siempre cultivada, existen muchas variantes de Daturas en latinoamérica, las plantas son parecidas, las flores acampanadas tienen otros colores pero todas son borracheras, algunas pueden ser mortales, otras no pero todas difíciles de dosificar. Fueron usadas profusamente por los chamanes a través de los siglos, las más peligrosas eran usadas para necesidades extraordinarias de adivinación. Hay muchas que se plantan en cementerios pues se piensa que al ingerirla uno se pone en contacto con los muertos enterrados debajo.
En la Argentina casi no hay negros salvo los que ahora están inmigrando del África y nos venden relojes y oro falso. Es un misterio con varias explicaciones, una es que los mataron a todos en las guerras de la Independencia y en las guerras civiles, algo de cierto hay. En el Museo Histórico Nacional hay una pintura de Blanes donde el Gran Capitán pasa revista a un Batallón de Negros y Mulatos y Ángel della Valle pinta la Banda Lisa a partir de una foto donde se ven varios negritos, niños tamborcitos de Tacuarí que habrán terminado lanceados por los indios. De esto hay todo tipo de testimonios, también los mató la viruela y las condiciones de vida, aunque también los testimonios dicen que en la Argentina el trato fue muy bueno, hasta que la política se metió en el medio. Manuelita Rosas, la hija del Restaurador de la Reglas, amiga y modelo de Prili, gustaba mucho de los negros y participaba de su vida social. Los negros adoraban a Rosas y eran el 25 % de Buenos Aires y se jugaron por él y comenzaron a denunciar a sus patrones unitarios. Las crónicas de la fiebre amarilla nos cuentan que el Ejército acordonó todo un barrio de negros y no los dejó salir durante la epidemia, les daban de comer miserias y los encerraban porque no sabían qué producía la enfermedad, aún no se sabía que la trasmitía un mosquito, mosquito que se criaba en las costas del riachuelo cercano a las barriadas de los negros. Los negros en Buenos Aires estaban compuestos por Naciones, con reyes y reinas: los Congos, los Mozambiques, los Minas, los Mandingas, los Banguelas etc. Con Comisiones, Tesorero y empleados.
Prili nos dejó de su estadía en el Brasil esta acuarela un poco escolar, algo comprensible dado que recién iba a la Academia. En esta acuarela y en un ambiente sin onda brasuca, más bien del Paraguay, Prili nos pinta un negro en cuatro patas, que está plantando unos plantines que bien podrían de ser la mencionada droga Floripondia. “Ya está, ya empezó de nuevo, ahora era falopero mi biografiado¡¡¡” Esa es la vieja Arminia, historiadora de Prili, todo entrecomillado corresponde a estupideces suyas. ¡Su biografiado se fumaba canutos de Hachís en Paris con los Baudelaires y se empedaba con ajenjo. “ Eso es un infundio, en mi documentado libro, reproduzco una carta del 12 de Mayo de 1854: “Sentí siempre mucho verlo a Ud. en el mundo político, engañoso e ímprobo, del cual creo que se debe huir como del aguardiente, que ambos producen una embriaguez semejante”. Pero Señora Arminia, vestal de Prili, en la misma carta o en otra escrita el mismo día, en su libro famoso se revela: “Me dice Usted que no debí dejar escapar una paloma que se llevó, con gran sentimiento de Ud., mi apreciado primo el Sr. Ferreira del Brasil… Usted es el que no debió quedarse sin esa joya, que hubiera seguido siendo así uno de los más bellos de nuestra COSTA.” Se refiere a la costa de San Isidro y de su amor imposible, Malenita Costa, repudio que lo humilló y terminó con su vida sentimental. Habla del aguardiente porque ese vicio lo adquirió en el Brasil, lo dejó ayudado por médicos franceses, porque además seguro se daba con opio y como ya dije con ajenjo y hachís. Y luego con el desplante de Malenita Costa se debe haber chupado todo el río Sena, como mi Tatita que, pervertido por Prili , decía querer bañarse en una bañera llena de vino de Burdeos. Doña Arminia, descanse en paz, no puede pasarse la eternidad sacándole lustre a su prócer y persiguiendo a quienes pretenden develar la verdad histórica, como lo hace mi Mono transparente.
Ya el Virrey Arredondo tuvo problemas con la auditoría que recibían los Virreyes al terminar su mandato, el Juicio de Residencia, parece que traía tabaco desde Paraty, negras y seguro mucho pango para narcotizar a los esclavos. En la carta que le escribe a un Grande de España, para que interceda ante el Rey y éste lo vuelva a recibir, se lee entre líneas que todos lo hacían, por lo menos Vértiz. Y en esa carta se habla de 1.000 negras, no negros, dos veces escribe negras, Arredondo. Sabiendo que eran buenas empleadas domésticas y a los negros no les gustaba el campo, si bien eran buenos artesanos y músicos, es posible que se comerciaran más negras que negros, llevando a éstas a un perpetuo mestizaje. Es posible que en las familias más antiguas haya sangre africana. Hoy se puede saber.
La profusa cantidad de pruebas y testimonios logrados por el Mono Transparente, confirma su hipótesis que señalaba a Prilidiano Pueyrredón como quién introdujo a mi Tatita en la vida disoluta, en la borrachera de amor y droga, de la fusión romántica a la fisión floripondia. Prili era un estudiante de arte, cuatro años mayor que mi Tatita y seguro que lo encandilaba como ejemplo a seguir, amigote de sus hermanos, un acuarelista que pintaba negros en cuatro patas, Prili, era un bohemio al que la madre de su enamorada repudió vaya a saber por qué? Tal vez porque su conducta no era la correcta y la enfermedad diabética terminó con él en edad temprana por sus excesos o puede ser que ni siquiera haya sido Diabetes, tal vez alguna venérea. “ Usted Señor es un atorrante que desprecia a Don Prilidiano, porque según Usted a partir de pruebas muy objetables afirma que mi amado Prilidiano llevó el vicio y el libertinaje a ése su Tatita que todos sabemos que era un kilombero desde infante, que tuvo una vida disparatada, que además de escribir sobre ninfas nacaradas, era un pendenciero, jugador y mujeriego. Por favor, no siga hablando de su Tatita, que su alma anda en pena como la mía pero él además de andar en pena anda en pedo desde que lo veo rondar y levantar las cortinas para ver parejas y recordar el coito que tanto anhela”.
Muy bien, mis estimados lectores, este es uno de los misterios de Prilidiano, envició y fue el que introdujo en el libertinaje a mi Tatita, el poeta Carlos Guido y Spano en los tres años que pasaron juntos en Río de Janeiro, pero además les aclaro que el Mono Transparente tiene una prueba fulminante que señala desde y hasta donde llegó la influencia venérea de su protegido. Y, Señora Historiadora, si sigue jodiendo voy a buscar su tumba, y le voy a trasplantar el floripondio, que me dijeron hizo crecer sobre ella para vivir drogada o floripondiada toda la eternidad. Permita que la verdad nos llegue de las manos del Mono Transparente.
Acuarela intervenida y texto: Alfredo Benavidez Bedoya. Derechos reservados. www.elmisteriodeprilidiano.blogspot.com